“Solidaridad es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero”.
Con estas palabras se dirigía el Papa Francisco el 28 de octubre de 2014 a los Movimientos Populares de todos los continentes que habían asistido al Encuentro convocado por el Vaticano. Entre ellos estaba Juan Grabois.
Al igual que ahora, 10 años después, cuando con motivo, justamente, del décimo aniversario de aquel evento, la Santa Sede organizó otro similar. https://elobservadoronline.com.ar/el-papa-grabois-y-las-relaciones-peligrosas/
Como se aprecia, el Papa Francisco siempre pensó de la misma manera. En aquel momento, aquellas palabras pudieron haber sido leídas como un aval implícito al avance de las organizaciones sociales, actores activos en la Argentina desde la crisis de 2001, sobre la propiedad privada. Por ello quizá se abre un manto de duda respecto a lo que puede venir de acá en más con la fuerte crítica que lanzó hace pocas horas el Sumo Pontífice al protocolo antipiquetes del gobierno de Javier Milei.
Casualidad o no, las tomas de tierras, generalmente protagonizadas por movimientos vinculados a Juan Grabois, se hicieron demasiado frecuentes. En especial durante las gestiones de Mauricio Macri y de Alberto Fernández. En el caso de este último, hasta se parecieron mucho a una política de Estado.
“Me preocupa la erradicación de tantos hermanos campesinos que sufren el desarraigo, y no por guerras o desastres naturales. El acaparamiento de tierras, la desforestación, la apropiación del agua, los agrotóxicos inadecuados, son algunos de los males que arrancan al hombre de su tierra natal”, decía Francisco en 2014.
Y proseguía: “Cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre”, añadiendo que “se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable. Sé que algunos de ustedes reclaman una reforma agraria para solucionar alguno de estos problemas, y déjenme decirles que en ciertos países, y acá cito el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, “la reforma agraria es además de una necesidad política, una obligación moral”.
Casi siete años después, en junio de 2021, en un discurso dirigido a los asistentes de todo el mundo a la conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Papa manifestó que “junto al derecho a la propiedad está el más importante y anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra, y por tanto el derecho de todos a su uso”.
En otras palabras, que la propiedad privada es un derecho secundario.
Tal vez envalentados con aquellas palabras, los movimientos sociales no se quedaron de brazos cruzados. Por supuesto que el Papa no fomentó las tomas, pero para algunos sus palabras fueron al menos inspiradoras.
Quizá el evento más recordado sea el de Entre Ríos, cuando en 2020, durante el gobierno de Alberto Fernández, Grabois y sus seguidores ingresaron pacíficamente a las tierras que, según ellos, correspondían legítimamente a Dolores Etchevehere. Sin embargo, su hermano Luis Miguel denunció la acción como una usurpación. Finalmente, la Justicia le dio la razón a este último y ordenó desalojar el campo usurpado por militantes de Grabois.
También se recuerda la toma de Guernica de julio de 2020, donde unas 3.000 personas tomaron un enorme predio de 100 hectáreas en el partido de Presidente Perón, en la provincia de Buenos Aires.
Justamente, se estimaba por aquella época que se habían producido durante el año de la pandemia unas 1,800 usurpaciones solo en territorio bonaerense, unas 4.300 hectáreas.
“Hay una oleada de tomas de tierras que se va a profundizar“, advertía entonces Grabois.
Pero aquellas tomas no fueron las únicas. En Mar del Plata, donde el líder social tiene un fuerte arraigo y hasta ediles que le responden, sucedieron varias, algunas célebres y otras no tanto.
En julio de 2023, promediando la tarde de un jueves, un grupo de cerca de 50 familias tomó un predio ubicado en el barrio Belisario Roldán de la ciudad balnearia, comprendido por las calles Roca, 190, Juan B. Justo y 196, frente a la escuela primaria 54 y al jardín de infantes 949.
“Nosotros no tomamos terrenos, queremos pagarlos en plazos. Además, está todo abandonado, es un basural sin iluminación”, describía entonces Alicia Pavón, que encabezó el grupo de vecinos movilizados.
La zona en cuestión ya había sido noticia hace en 2016, cuando el entonces Presidente Mauricio Macri y la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal encabezaron un acto y fueron atacados a pedradas por organizaciones y militantes kirchneristas y de izquierda, en un recordado episodio que generó una fuerte disputa entre referentes de la justicia y funcionarios adscriptos a la agrupación judicial k Justicia Legítima.
El predio tomado pertenecía a la firma Plantel, una empresa constructora que ha desarrollado todo tipo de obras en todo el país, y tiene su sede en Mar del Plata.
No era la primera vez que se tomaban dichos terrenos.
En agosto de 2022 un grupo identificado con el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) del ex precandidato presidencial k Juan Grabois, también lo ocupó advirtiendo que allí levantarían un galpón con fines logísticos para sus labores de economía popular. Afirmaron pertenecer a la rama “frutihortícola” de dicho movimiento social.
Pero a los pocos días, el MTE emitió un comunicado donde, si bien admitía que la toma había sido realizada por militantes propios, la misma no tenía el respaldo de la organización y la desautorizó.
Aquella toma recordó una de las más célebres usurpaciones en el distrito. El sábado 25 de marzo de 2023, un grupo de entre 40 Y 60 personas, algunos con remeras con la leyenda “Tierra Techo Trabajo” y de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), y otros militantes del MTE, tomó unos terrenos de 140 hectáreas en una zona conocida como El Marquesado.
El objetivo, según dijeron, era llevar a cabo “el estudio de suelos para realizar huertas comunitarias sin agrotóxicos, tambos, viviendas, escuela y salas de primeros auxilios”. En principio, comentaron, “serían 100 familias” que “viven y cultivan en Batán y Sierra de los Padres, y gente del MTE de Grabois”. Casi lo mismo que pedía el Papa en 2014.
Finalmente, en mayo de 2023, el juez Ariel Lijo, a cargo de la causa originada por una denuncia del propio Intendente de General Pueyrredon, Guillermo Montenegro, ordenó el desalojo del predio.
El 20 de noviembre de 2021, el gobierno bonaerense de Axel Kicillof decidió desafectar unas tierras en la ciudad destinadas a la construcción de establecimientos educativos para entregárselos, a través de un Programa instrumentado por Nación llamado “Lote.Ar”, al MTE de Grabois, con el objetivo de levantar viviendas. Es decir, que la provincia desafectó tierras para educación con el fin de que allí los militantes sociales vinculados al kirchnerismo puedan construir sus casas.
A partir de ello, las cuadrillas del MTE se instalaron en el lugar el 26 de abril de 2022 y comenzaron las obras poco tiempo después, pese a la oposición de muchos sectores. Y el 15 de enero de 2023 el propio Grabois viajó a la ciudad a “inaugurar” las viviendas.
Todo lo que vino después es conocido. https://elobservadoronline.com.ar/las-viviendas-que-financio-el-fideicomiso-vinculado-a-grabois-que-nunca-se-termino/
En octubre de 2022, unas 45 familias tomaron un predio en otro de los barrios más postergados de la ciudad, Las Heras. Los terrenos estaban delimitados por las calles Fortunato de La Plaza, Rufino Inda y Reforma Universitaria.
En aquel caso, el desalojo se realizó en forma pacífica y se montó un gran operativo alrededor, con policías, ambulancias, funcionarios municipales y judiciales.
Pocos meses después, en marzo del año pasado, y a apenas 500 mts del predio tomado aquella vez, más de 30 familias ocuparon un terreno de cuatro hectáreas, en reclamo de “un lugar para poder vivir mejor”.
Más ejemplos. El 23 de junio de 2022, distintas organizaciones barriales de izquierda se movilizaron a la sede del gobierno marplatense solicitando tierras municipales para poder llevar adelante un plan de viviendas prometido desde Provincia.
Días antes, las agrupaciones que encabezaron la protesta –Movimiento Teresa Rodríguez, CUBA-MTR, Cooperativa A Trabajar, Barrios Unidos en Lucha, Movimiento Argentina Rebelde y el Polo Obrero-habían entregado un petitorio al secretario de Obras de la Municipalidad, Jorge González.
Dicho petitorio, según explicaron las organizaciones, estaba centrado en que el Municipio aporte las tierras necesarias para que desde la delegación local del Instituto de Vivienda de la Provincia bajen el financiamiento para la construcción de 45 viviendas.
De acuerdo a lo que pudo averiguar este medio de fuentes municipales, las tomas de terrenos han bajado considerablemente en el distrito durante este año, es decir, desde que asumió el nuevo gobierno.
“Hay algunos focos sueltos, pero nada serio”, suelta el funcionario consultado, muy cercano a Montenegro.
Cabe señalar que Juan Grabois fue el fundador del Proyecto Artigas, desde dónde planteó la necesidad de avanzar con una agricultura familiar, en sintonía con el discurso del Papa de 2014, que haga un uso responsable del medio ambiente.
“Toda familia que se mete en un terreno lo hace por necesidad”, decía entonces, justificando las distintas tomas en el país que protagonizaban organizaciones ligadas a él.
“Si los movimientos populares no reclaman, si ustedes no gritan, si ustedes no luchan, no despiertan conciencias, las cosas van a ser más difíciles”, arengó el Papa hace pocos días, dirigiéndose a los movimientos sociales, con Juan Grabois en primera fila.
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El título dice que soy Licenciado en Periodismo, pero eso poco importa. Lo más importante es que solo dependo de mi.