Miramar: La obra inaugurada en 2011 que empezó mal y terminó peor

La Planta de Tratamiento de Efluentes Cloacales comenzó a construirse en septiembre de 2008 en las afueras de Miramar, distrito de General Alvarado, sobre la ruta 11 y a mitad de camino entre la ciudad y Mar del Sur, frente a la cara oeste del famoso Vivero Dunícola “Florentino Ameghino”. La construcción estuvo a cargo de la firma Coarco y tenía un costo aproximado de $40 millones (13 millones de dólares según el cambio de la época).

La obra, que procuraba reducir a cero la llegada de desechos al mar, le permitiría al balneario la certificación de calidad de sus playas, “un paso trascendente para el crecimiento de la industria turística, motor de su economía”, afirmaba entonces el municipio.

Inaugurada finalmente en junio de 2011, durante el gobierno de Cristina Kirchner, y con aportes del Tesoro Nacional y un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través del recientemente desaparecido ENOHSA (Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento), proponía un sistema novedoso que permitiría que “las aguas tratadas se infiltren en el terreno sin riesgo de contaminación para las napas subterráneas”.

Y así ocurrió durante un tiempo, aunque con serias deficiencias de origen. Pero no duró demasiado, ya que hace muchos años que la planta dejó de funcionar. Y sin aviso.

Por definición, una Planta de Tratamiento de Efluentes Líquidos, también conocida como Estación Depuradora de Aguas Residuales, “es un conjunto de estructuras y procesos que permiten eliminar la carga contaminante de un líquido cloacal o industrial previo a su reutilización o vertido en un cuerpo de agua, como un arroyo, lago o mar”.

Al utilizar agua en una industria o una ciudad, “le estamos transfiriendo contaminantes y otras sustancias que pueden afectar el normal desarrollo de la vida en los medios acuáticos. Por este motivo, es importante que los líquidos cloacales e industriales sean tratados correctamente antes de ser devueltos a la naturaleza”, explican desde la firma “Bioingepro”.

Pero algo estaría oliendo a podrido en Miramar.

En diálogo con este medio, la concejal del PRO Viviana Farías, aseguró que “la planta hace muchos años dejó de funcionar, y nadie sabe por qué y nunca se informó nada desde el gobierno municipal”.

El partido de General Alvarado tiene, de acuerdo al Censo 2022, 45.597 habitantes, y es gobernado desde 2019 por Sebastián Ianantuony, del Frente Renovador de Sergio Massa, aliado al kirchnerismo y reelecto en 2023. Además de Miramar, también allí se encuentran las localidades de Mar del Sud, Nicanor Otamendi, Mechongué, y Centinela del Mar.

Cuando se inauguró la planta, gobernaba el distrito el también massista Patricio Hogan, quien se desempeñó desde 2021 como  Subinterventor de la Administración General de Puertos durante el gobierno de Alberto Fernández.

La edil visitó las instalaciones del lugar en dos oportunidades, el 3 de octubre y el pasado lunes 14. Pero esta última vez no tuvo suerte, ya que el guardia le comunicó que por orden del secretario de Planificación, Obras y Servicios, Martín Scarpignato, tenía la entrada expresamente prohibida.

Si entraba, tenían orden de llamar a la policía. Increible pero real”, revela. Pero previo a ello, pudo visitar el lugar y pudo comprobar que el mismo, “es un canto a la desolación”.

Esta todo roto y abandonado, el sistema de cloración no está funcionando, las instalaciones en condiciones deplorables, el rastrillaje no anda, el cañadón donde debe desagotar el agua completamente seco, y los piletones apenas con un poco de líquido, dando la pauta que la planta no funciona hace mucho tiempo, le cuenta Farías a El Observador Online.

¿Qué significa esto? “Que el líquido cloacal se vuelca directamente al mar, como pasaba antes de 2011, es decir, previo a la construcción de esta planta”, grafica la concejal.

Un “sistema de cloración” se refiere generalmente a un sistema que utiliza cloro para desinfectar el agua. El cloro es un desinfectante comúnmente usado para eliminar bacterias, virus y otros organismos nocivos presentes en el agua.

Pero esto no es nuevo.

Ya en 2012, a menos de un año de su inauguración, se detectaron las primeras deficiencias sobre las celdas de infiltración, que no lograban drenar lo suficiente y exigieron depositar nuevamente los efluentes en el mar sin su tratamiento correspondiente.

Ante los reclamos de los concejales opositores, entre ellos la propia Viviana Farías, el personal de Enohsa reconoció en su momento que al poco tiempo de comenzar a utilizar la planta los piletones que debían contener el agua tratada habían comenzado a rebasarse.

Es decir, comenzó todo a inundarse.

Ello obligó a la empresa constructora Coarco y al mencionado Ente a elaborar un conducto que a su vez derivó en un cañadón aledaño para que el sobrante de las piletas sea liberado por ese medio hacia el sector del vivero y la desembocadura en el mar sobre cercanías del conocido Médano Blanco, informaba entonces el diario La Capital.

Algunas lagunas formadas en el sector causaron interrogantes ya que pese a ser líquido tratado químicamente su estancamiento se hizo visible.

La mejora sustancial que constituye el hecho de no volcar más los efluentes crudos a escasos mil metros de la entrada principal del Vivero Dunícola, resulta evidente, mejorando notoriamente la calidad de nuestras playas”, aseguraba un parte de Prensa del ENOHSA.

A su turno, y siempre en el año 2012, Carlos Drago, entonces director de Obras Sanitarias de General Alvarado, explicaba que “los desechos tendrán un primer paso por una cámara desarenadora y un tratamiento con cal. Después se volcarán a tres piletas a cielo abierto de 90 metros de largo por 40 de ancho y seis metros de profundidad donde los fluidos serán expuestos a bacterias que, apoyadas por un sistema de difusores que aportarán oxígeno, se iniciará el proceso de digestión”.

Pero al parecer aquello no fue tan así, ya que hace años que los efluentes cloacales se vuelcan en un sector de playas de la zona sur de Miramar.

El problema es que mientras ello ocurre, la subsecretaría de Ambiente de la Nación incluyó a algunos balnearios del municipio de General Alvarado dentro del programa “Bandera Azul”, que distingue la “sostenibilidad de playas sostenibles”, basado, entre otros, en criterios ambientales.

Desde el Bloque de Concejales de Juntos estarían por presentar un pedido de informes al Ejecutivo local para conocer el verdadero estado de la Planta.

pablo@elobservadoronline.com.ar

@PortaluppiPablo

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