El gobierno bonaerense anunció el pasado viernes la construcción de un nuevo hospital de alta complejidad en la ciudad de Mar del Plata. Se trata, indudablemente, de un viejo reclamo de los habitantes de la región. “El objetivo es descomprimir la demanda que existe sobre los dos centros asistenciales que funcionan en la zona”, dijo el gobernador Axel Kicillof.
Pero el importante anuncio está impregnado de tintes electorales.
“Estos proyectos se podrían caer si en octubre se imponen las propuestas electorales de Juntos por el Cambio o La Libertad Avanza”, agregó luego el mandatario. Aquellas declaraciones se asemejan demasiado a una especie de extorsión.
Si bien el gobierno provincial contó detalles del proyecto, que nadie duda que es indispensable, se parece mucho a una promesa de campaña hecha de “la noche a la mañana”, y son pocos los que aseguran que se pueda llevar a cabo.
“El proyecto es altamente viable y necesario, pero faltan muchas cosas para poder concretarlo y huele a que si no gana el kirchnerismo, al menos en la provincia o en el municipio, no se va a hacer”, manifiesta un dirigente del oficialismo local.
En la ciudad gobierno desde 2019 Guillermo Montenegro, de Juntos por el Cambio, quien irá por la reelección en octubre. En las PASO se impuso con el 40% de los votos. Su principal contrincante es nada menos que Fernanda Raverta, titular de la ANSES y por ende, dueña de una poderosa caja y de buenas relaciones con Kicillof, de quien fuera su funcionaria al principio de la gestión. También compite por la intendencia Rolando Demaio, candidato de Javier Milei, que sacó nada menos que más del 20% de los votos en agosto.
Si bien los detalles no fueron aún precisados, trascendió que el nuevo hospital tendrá una superficie de 40.000 metros cuadrados, divididos en tres plantas. Y contará con 230 camas de internación, centro quirúrgico, cuidados intensivos, intermedios y mínimos; unidad coronaria, medicina nuclear, radioterapia y hemodinamia; un centro de oncología, hospital de día, centro de diálisis, unidad de trasplante de médula ósea; consultorios externos; y un helipuerto.
El ambicioso proyecto demandará una inversión de 15.000 millones de pesos a valores actuales, aunque no se precisó de dónde saldrán los fondos. Y su administración será compartida entre Municipio, Provincia y Nación.
El nuevo edificio se construirá en un sector sin utilizar del actual predio donde actualmente funciona el Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Oscar E. Alende”, el Centro Regional de Hemoterapia y la Unidad de Pronta Atención 13.
Cabe consignar que en dichos terrenos siempre se pensó en construir un nuevo nosocomio. De hecho, durante las gestiones de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal en provincia, se trabajó durante más de un año en un proyecto, pero la política metió la cola y el mismo quedó trunco.
En el acto donde se prometió el nuevo centro de salud, el gobernador Kicillof estuvo acompañado de su ministro de Salud, Nicolás Kreplak, y la mencionada Fernanda Raverta, presente en cuanto anuncio se haga para la ciudad, un viejo anhelo del kirchnerismo.
Es que el gobierno nacional sabe que para retener la provincia, los votos de localidades como General Pueyrredon son muy importantes. De hecho, el partido representa, nada menos, que el segundo distrito electoral de todo el territorio bonaerense.
Las declaraciones Kicillof, Kreplak y Raverta parecen propias de dirigentes recién llegados a la Tierra y quienes descubren una problemática que viene de décadas: el colapso del sistema sanitario.
“Tenemos problemas que se pueden resolver y sabemos que no se puede tapar el sol con las manos”, dijo la candidata. Y enfatizó al mismo tiempo que “cuando los problemas son grandes y estructurales las soluciones tienen que ser grandes y estructurales; hay que correr el límite de lo posible, no emparchar una situación”.
Por su parte, Kreplak manifestó que “la Región Sanitaria VIII hoy da cobertura a 1.600.041 habitantes”, y que “entre el 18% y el 43% no tiene obra social”, por lo que acude al sistema de salud público.
“Es necesario poder intervenir para que haya más accesibilidad y más Estado donde hay más demanda y menos infraestructura del sector público por habitante”, resaltó el ministro.
Aquí cabe detenerse. La desproporción de este sistema este medio lo viene subrayando hace rato,
La provincia de Buenos Aires está dividida en 12 Zonas Sanitarias. Un breve repaso a las mismas deja al descubierto las marcadas desigualdades del sistema de salud pública provincial, lo que impacta inevitablemente en el régimen de coparticipación. (Ver https://elobservadoronline.com.ar/index.php/2021/05/21/zonas-sanitarias-bonaerenses-breve-radiografia-de-un-sistema-de-salud-publico-escaso-e-ineficiente/)
En una clara demostración de la desproporción que padece la provincia, cabe detallar y comparar las Regiones VIII y XI. Con casi la misma cantidad de habitantes y municipios, la primera apenas cuenta con 2 hospitales provinciales y 2 UPA (Unidad de Pronta Atención), mientras que la Región XI, posee 16 nosocomios entre interzonales, zonales y subzonales, más 2 UPA. En esta última, la cabecera es la ciudad de La Plata.
La Zona Sanitaria VIII, a la cual pertenece Mar del Plata y cuyo director es Gastón Vargas, posee el Hospital Interzonal de Agudos Dr. Oscar Alende como gran centro de salud (el otro es el Hospital Materno Infantil). Un absurdo teniendo en cuenta que allí se atienden personas de los Municipios de Ayacucho, Balcarce, General Alvarado. General Guido, General Lavalle, General Madariaga, Lobería, Maipú, Mar Chiquita, Necochea, Pinamar, San Cayetano, Tandil, Villa Gesell, Partido de La Costa, además, claro está, de General Pueyrredón.
Cuando se inauguró el Hospital en 1961, Mar del Plata tenía 225.000 habitantes. Hoy, la población de la ciudad es al menos 3 veces mayor, y el nosocomio debe atender un conglomerado de 1 millón y medio de personas, con una masiva afluencia durante la temporada de verano.
Cuando comenzó la pandemia de coronavirus, la ciudad contaba con apenas 1.600 camas de internación, lo que la convertía en el distrito con la más baja incidencia de unidades por cada 1000 habitantes: 1,5. La OMS recomienda entre 8 y 10. Si bien la situación mejoró en los últimos años, es imprescindible que haya más centros de salud con internación.
El estado del Hospital Interzonal es casi una cuestión de Estado, pero el problema es que los gobiernos no se enteran.
En noviembre del año pasado, el senador provincial de Juntos por el Cambio, Alejandro Rabinovich, ingresó a la Cámara alta bonaerense un pedido de informes dirigido al gobierno de Axel Kicillof por el “abandono” del nosocomio, que hacía por lo menos un mes que se encuentra sin suministro de gas natural, presuntamente por un robo, entre otras graves deficiencias.
Recién el pasado jueves 14 de septiembre, casi un años después, el gobierno bonaerense lanzó una licitación para renovar la instalación del gas del hospital, en la cual se contempla una inversión de $81.454.888,71, con un plazo de obra de 90 días corridos.
La eventual construcción del nuevo hospital no resolvería el espinoso tema de la coparticipación. Si bien se contempla que el municipio lo co-administre, ello no redundaría en mayores ingresos para la comuna, lo que sigue sometiendo a la ciudad a los designios del gobierno bonaerense.
¿Cómo se explica esto?.
Del total de tributos recaudados por la provincia de Buenos Aires (ingresos brutos, inmobiliario, automotores, sellos, tasas por servicios) más la coparticipación federal (fondos de Nación), el gobierno provincial coparticipa a los municipios el 16,14% de esa masa de recursos. De ese total, un 58% se reparte entre todas las municipalidades por superficie y población; un 5% por los servicios no sanitarios transferidos y un 37% por los establecimientos de salud oficiales correspondientes a cada municipio.
Así lo consigna un análisis publicado en enero de este año realizado por la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), al concluir que “la variación anual del coeficiente que se le asigna a cada comuna depende casi con exclusividad del Régimen de Salud”.
Del total equivalente al 37% de la masa coparticipable vinculada a la situación sanitaria de los distritos, se determina un 35% por el número de camas, ponderadas por perfil de complejidad, y el porcentaje ocupacional de camas de los hospitales del municipio.
Además, un 25% se constituye por el número de consultas médicas en establecimientos con o sin internación. Por su parte, un 10% es por la cantidad de egresos producidos en los centros con internación, y otro 20% por la cantidad de pacientes/días registrados en los hospitales de cada municipio. Por último, un 10% por la cantidad de efectores sin internación en cada localidad.
Un chino. Pero lo concreto es que General Pueyrredon seguiría sin contar con camas de internación propias.
Pero al margen de cualquier consideración, vale recordar un hecho ocurrido durante el gobierno de Cristina Kirchner.
El 17 de octubre de 2008, luego de un intento trunco de hacer 30 hospitales, la actual vicepresidente anunció la realización de 7 nosocomios, proyecto llamado «Hospitales del Bicentenario», en las localidades bonaerenses de Escobar, Esteban Echevarría, Ituzaingó, General Rodriguez, Cañuelas, 2 en La Matanza, y el restante en la ciudad de Paraná, Entre Ríos.
También se dijo que todas las obras iban a estar finalizadas hacia fines de 2010, que iban a ser licitadas por el ministerio de Infraestructura que conducía Julio de Vido y financiados por el Estado a través del PAMI. Pero lo cierto es que en 2015, año de elecciones presidenciales, todos fueron “inaugurados” como “cáscaras vacías”.
Y para 2020, ninguno de ellos estaba plenamente operativo.
Aunque hoy, 16 años después, están funcionando todos, es de desear que con la promesa actual del gobierno de Kicillof, no suceda lo mismo.
pablo@elobservadoronline.com.ar
@PortaluppiPablo
El título dice que soy Licenciado en Periodismo, pero eso poco importa. Lo más importante es que solo dependo de mi.