Pablo Portaluppi
Con la discusión como telón de fondo entre varios intendentes bonaerenses oficialistas y opositores con el gobernador de la provincia, Axel Kicillof, por el reparto de fondos, se vuelve a poner en debate el espinoso asunto de la coparticipación municipal. Pero llama la atención que nadie haga hincapié en un aspecto sumamente trascendente a la hora de diseñar el reparto: la salud pública.
El régimen de coparticipación se estructura a partir del llamado Coeficiente Único de Distribución (CUD), creado el 2 de junio de 1995 mediante el Decreto 1069/95, que ordenó, a su vez, la Ley 10.559 promulgada el 22 de octubre de 1987, que establecía el sistema de reparto a las comunas. Pero el CUD, cuya autoridad de aplicación es el Ministerio de Hacienda bonaerense, surge de una disposición muy compleja y estrafalaria.
Del total de tributos recaudados por la provincia de Buenos Aires (ingresos brutos, inmobiliario, automotores, sellos, tasas por servicios) más la coparticipación federal (fondos de Nación), el gobierno provincial coparticipa a los municipios el 16,14% de esa masa de recursos. De ese total, un 58% se reparte entre todas las municipalidades por superficie y población; un 5% por los servicios no sanitarios transferidos y un 37% por los establecimientos de salud oficiales correspondientes a cada municipio.
Este último punto es clave.
Así lo consigna un análisis publicado en enero de este año realizado por la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), al concluir que “la variación anual del coeficiente que se le asigna a cada comuna depende casi con exclusividad del Régimen de Salud”.
Quizá algunas deficiencias del sistema de salud público en la Argentina, y en especial en la provincia de Buenos Aires, tengan allí alguna explicación.
El distrito hoy gobernado por Axel Kicillof es el único de todo el país que utiliza indicadores sanitarios para conformar la fórmula de reparto. Ninguna otra provincia lo hace.
De acuerdo a lo que ya publicó este medio a comienzos de año, un análisis realizado sobre las partidas que recibieron las comunas en 2021 demostraba que, por ejemplo, distritos con un nivel socioeconómico alto entre la mayoría de sus habitantes habían recibido 8 veces más de dinero per cápita que localidades con altos niveles de pobreza.
Por ejemplo, un partido como Tigre, uno de los más ricos de todo el territorio bonaerense, recibió, en números redondos, $136.600 per cápita, mientras que José C. Paz, uno de los partidos más pobres, percibió apenas $17.500.
El dato surge de dividir el total de fondos coparticipados a cada municipio, medidos en pesos, por la cantidad de habitantes de acuerdo al censo 2010, que a pesar de que pasaron 12 años, se sigue utilizando como referencia ante la falta de datos del último censo.
Coparticipación 2022
Tomando la información oficial publicada en la página web del ministerio de Hacienda provincial hasta el 30 de septiembre de este año, se confirma la incongruencia del sistema.
Lomas de Zamora, el distrito del jefe de Gabinete de Kicillof, Martín Insaurralde, recibió partidas en los primeros 9 meses del año por poco más de 9.200 millones de pesos. Con una población de 296.742 habitantes, percibió $31.000 per cápita.
En tanto, General Pueyrredon, gobernada por el macrista Guillermo Montenegro, recibió $7.900 millones, lo que representa apenas $12.000 por cabeza ante las 656.000 personas que habitan su territorio.
Es decir, con más del doble de población, y siendo una de las ciudades más grandes del país, recibe 3 veces menos dinero per cápita que Lomas.
Más ejemplos. La localidad de Pilar, manejada por el kirchnerismo y donde el gobierno bonaerense construyó la mayor cantidad de escuelas desde 2019 (Ver https://elobservadoronline.com.ar/index.php/2022/11/23/el-gobierno-de-kicillof-construyo-el-77-de-las-escuelas-en-distritos-kirchneristas/), obtuvo fondos hasta fin de septiembre por 6.800 millones de pesos, donde cada una de las casi 300.000 personas que allí viven recibió $22.666.
Por su parte, el Partido de la Costa, donde el condenado ex vicepresidente Amado Boudou habría cometido su primer acto de corrupción con un plan de viviendas al frente de Hacienda, es uno de los municipios más beneficiados. Con más de 4.100 millones de pesos de fondos, y poco más de 100.000 habitantes, percibió más de $40.000 por persona.
Algo similar ocurre con Mar Chiquita, manejada por el peronista Jorge Paredi en su cuarto mandato, donde cada uno de los casi 18.000 habitantes recibieron más de $78.000 ($1.400 millones).
El criterio de Salud utilizado explica buena parte de aquellas distorsiones.
¿Cómo se componen dichos fondos? Del total equivalente al 37% de la masa coparticipable vinculada a la situación sanitaria de los distritos, se determina un 35% por el número de camas, ponderadas por perfil de complejidad, y el porcentaje ocupacional de camas de los hospitales del municipio.
Además, un 25% se constituye por el número de consultas médicas en establecimientos con o sin internación. Por su parte, un 10% es por la cantidad de egresos producidos en los centros con internación, y otro 20% por la cantidad de pacientes/días registrados en los hospitales de cada municipio. Por último, un 10% por la cantidad de efectores sin internación en cada localidad.
Como se aprecia, un mejunje de números que se puede prestar a algunas confusiones.
Guillermo Víctor Alonso, investigador del Conicet, arroja un manto de dudas: “El régimen de salud de la coparticipación introduce en su propio diseño una serie de incentivos distorsivos. Al constituir un sistema de transferencias no condicionadas sobre la base de lo “producido en salud”, incentiva un aumento innecesario de los gastos municipales en el área, pues se premia el mayor número de egresos y consultas”, afirma.
De acuerdo a Alonso, “dados los criterios distribuidores de la coparticipación, el componente por salud es el único parámetro sobre el cual los municipios pueden operar en el corto plazo para obtener incrementos en la captación de recursos coparticipables. El criterio de población solo puede ser alterado cada diez años al realizarse un nuevo censo. Tampoco puede modificarse el parámetro de superficie, a excepción de la unión o división de municipios”.
El retraso para cargar los datos del censo realizado este año no ayuda a corregir esta desproporción.
El citado científico aporta unos datos muy relevantes a la hora de comprender la pelea entre el gobernador y los intendentes. “Los municipios del conurbano, que son 24 en total y representan el 63% de la población provincial, captan solo el 47% de los recursos coparticipados por la provincia”, sostiene.
Y agrega: “Otro agrupamiento está constituido por las ciudades del interior bonaerense, que son 13 en total y se caracterizan por tener más de 100.000 habitantes. Ellas representan el 19% de la población de la provincia y capturan el 15% de los recursos de la coparticipación. Las principales son Mar del Plata, Bahía Blanca y La Plata”.
Pero también puede pasar lo contrario a lo arriesgado por Alonso respecto a una eventual manipulación de datos.
Una ciudad como Mar del Plata, de las más grandes de la provincia, no posee camas propias de internación, al no tener, inexplicablemente, un hospital local. Ello redunda, invariablemente, en una merma en los fondos que le gira la provincia.
Los municipios deben presentar mensualmente por declaración jurada a la Región Sanitaria a la cual pertenecen, la información vinculada a los establecimientos de salud, las camas disponibles, el nivel de complejidad y de ocupación, las consultas médicas, y cantidad de pacientes.
Pero ello también puede generar algunas suspicacias, ya que los directores de las Regiones Sanitarias son designados por el gobierno bonaerense.
La provincia de Buenos Aires está dividida en 12 Zonas Sanitarias. Un breve repaso a las mismas deja al descubierto las marcadas desigualdades del sistema de salud pública provincial, lo que impacta inevitablemente en el régimen de coparticipación. (Ver https://elobservadoronline.com.ar/index.php/2021/05/21/zonas-sanitarias-bonaerenses-breve-radiografia-de-un-sistema-de-salud-publico-escaso-e-ineficiente/)
Pero hay más.
En una clara demostración de la desproporción que padece la provincia, cabe detallar y comparar las Regiones VIII y XI. Con casi la misma cantidad de habitantes y municipios, la primera apenas cuenta con 2 hospitales provinciales y 2 UPA (Unidad de Pronta Atención), mientras que la Región XI, posee 16 nosocomios entre interzonales, zonales y subzonales, más 2 UPA.
La Zona Sanitaria VIII, a la cual pertenece Mar del Plata y cuyo director es Gastón Vargas, posee el Hospital Interzonal de Agudos Dr. Oscar Alende como gran centro de salud (el otro es el Hospital Materno Infantil). Un absurdo teniendo en cuenta que allí se atienden personas de los Municipios de Ayacucho, Balcarce, General Alvarado. General Guido, General Lavalle, General Madariaga, Lobería, Maipú, Mar Chiquita, Necochea, Pinamar, San Cayetano, Tandil, Villa Gesell, Partido de La Costa, además, claro está, de General Pueyrredón.
Cuando se inauguró el Hospital en 1961, Mar del Plata tenía 225.000 habitantes. Hoy, la población de la ciudad es al menos 3 veces mayor, y el nosocomio debe atender un conglomerado de 1 millón y medio de personas, con una masiva afluencia durante la temporada de verano.
El 17 de febrero de 2014, el ex gobernador Daniel Scioli anunció la inversión de $100 millones para el Hospital Interzonal. Sin embargo, un año y medio después, este cronista recorrió sus instalaciones y confirmó que en el establecimiento eran visibles serias deficiencias en las obras de desague, en los pisos, en los sistemas de calefacción, y en su fachada. A su vez, presentaba una alarmante falta de camas, recurrente carencia de medicamentos e insumos, y lo que es peor, falta de médicos.
Pasó el tiempo y nada cambió. En octubre de 2020, la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la provincia de Buenos Aires emitió un comunicado, donde advirtió sobre “graves falencias” en el Interzonal, a la vez que denunció “FALTA DE RECURSO HUMANO EN NUESTRA INSTITUCIÓN, y DE ROPA Y EQUIPOS DE PROTECCIÓN. ABSOLUTAMENTE NECESARIOS”.
Y hace pocos días, el senador provincial de Juntos por el Cambio, Alejandro Rabinovich, ingresó a la Cámara alta bonaerense un pedido de informes dirigido al gobierno de Axel Kicillof por el “abandono” del nosocomio, que hace por lo menos 20 días que se encuentra sin suministro de gas natural, entre otras graves deficiencias.
Pero además de un marcado deterioro en la infraestructura del Interzonal, no parece haber demasiado interés por parte del gobierno provincial en apoyar la construcción de un hospital propio para Mar del Plata que mejoraría claramente los ingresos de la ciudad por coparticipación.
Paradojas del sistema: Resulta claramente imposible que un municipio pueda encarar con fondos propios una obra de la envergadura de un hospital, pero a la vez es el propio régimen de coparticipación el que le impide al menos intentarlo.
Extrañamente, enun informe publicado en julio de 2019 por la Revista de Estudios Marítimos y Sociales, se concluía que “no es imprescindible la construcción de un Hospital Municipal” en Mar del Plata, “sino aprovechar mejor los espacios con los que ya cuenta”. La ciudad posee 32 Centros Atención Primaria de Salud, comúnmente llamadas Salitas, 10 centros privados, además de los hospitales mencionados.
El trabajo fue encabezado por Luis Balcedo, Técnico Superior en Estadística de Salud, y muy vinculado al kirchnerismo. De hecho, su hijo Tobías, cuando escaseaban las vacunas contra el covid, fue vacunado en el Hospital Houssay el 19 de enero de 2021 con la primera dosis y el 11 de febrero con la segunda. En aquel momento el chico tenía apenas 19 años.
pabloportaluppi01@gmail.com
@PortaluppiPablo
El título dice que soy Licenciado en Periodismo, pero eso poco importa. Lo más importante es que solo dependo de mi.