La crisis de IOMA se cobró su primera víctima. En las últimas horas, presentó su renuncia Santiago González, Director de la Regional Mar del Plata de la obra social bonaerense.
Debido a ello, mañana miércoles, habitual día de concentración de las cada vez más masivas protestas de los autoconvocados “Víctimas de IOMA”, la sucursal no abrirá sus puertas en la ciudad balnearia.
En la jornada de hoy, el todavía funcionario saludó a los empleados y se fue, dejando tras de sí una gravísima y delicada situación que no halla solución. Pese a ello, sería igualmente premiado por el gobierno de Axel Kicillof, ya que iría a ocupar un importante cargo en Zona Sanitaroa VIII, una de las 12 áreas en que se divide la Salud en la provincia. La octava es la que corresponde a General Pueyrredon, y con más 1.2 millones de habitantes, abarca los municipios de Ayacucho, Balcarce, General Alvarado, General Guido, General Lavalle, General Madariaga, General Pueyrredon, Lobería, Maipú, Mar Chiquita, Necochea, Pinamar, San Cayetano, Tandil, Villa Gesell y el Partido de La Costa.
“Esto no resuelve nada”, afirma Mirta, integrante del grupo y mamá de un chico con discapacidad. “Y lamentablemente se habla de que van a poner a otro dirigente de La Cámpora”.
González asumió en la delegación de la mano de la ex titular de Anses y ex candidata a Intendente de General Pueyrredón, Fernanda Raverta. Quizá el hecho más recordado de su gestión es que fue uno de los privilegiados integrantes del vacinatorio vip en el distrito, que este medio reveló en marzo de 2021 a partir de una denuncia del ayudante fiscal Javier Pettigiani.
González, Licenciado en Psicología, ex Jefe de Salud Mental del Municipio y entonces con sólo 53 años, se vacunó en el Hospital Interzonal (HIGA) con ambas dosis de la Sputnik V el 18 de enero y el 13 de febrero de aquel año, como personal de Salud.
Después del revuelo que produjo la revelación de la “vacunación vip”, y que previamente se hicieran públicas serias irregularidades en la aplicación de la vacuna en Comodoro Rivadavia, Comandante Luis Piedrabuena, San Nicolás y Chivilcoy, donde no sólo desaparecieron dosis sino que se inocularon jóvenes de entre 18 y 30 años, los ojos se posaron sobre la provincia de Buenos Aires, y más precisamente en Mar del Plata, luego de la presentación judicial del letrado.
En el “Plan Estratégico contra la COVID-19 en la República Argentina”, diseñado por el Ministerio de Salud por entonces a cargo de Ginés González García a través de la Resolución 2883, se determinó que “la población priorizada” será “adultos mayores de 60 años, personal de salud, personal estratégico y grupos de riesgo”.
Claramente Santiago González no debió vacunarse.
Su gestión fue muy pobre. Según algunas fuentes de la obra social consultadas por este medio, en La Plata, donde funciona la sede central de IOMA, ni siquiera era atendido en persona.
Pero ese no sería el mayor problema. El asunto más grave es que en Mar del Plata, las clínicas más grandes de la ciudad cortaron desde el pasado 4 de diciembre todo tipo de prestaciones a los afiliados de la obra social, y la crisis se acentúa cada vez más, perjudicando a cerca de 100.000 personas en toda la región.
También por estas horas se encuentra resentida la atención en otros centros de salud, como el Sanatorio Belgrano y la Clínica del Niño, además de espacios kinesiológicos, y de asistencia psicológica.
Y no sólo ello. Desde la propia sede local del organismo, la confiesan a este medio que están trabajando en pésimas condiciones, sin papel para imprimir recetas o autorizaciones, sin tonner, y con la mitad de las sillas rotas para la espera de los afiliados.
Desde los medios se hace hincapié en los incidentes que ocurrieron los últimos días, en la retención de tareas de los empleados, en ciertos tibios reclamos que hacen algunos sindicatos, pero poco se cuenta sobre las urgencias de los afiliados.
Porque el problema no se reduce solamente a la falta de atención en las clínicas.
Más que nada, a los miles de pacientes con cáncer que ven interrumpidos sus tratamientos oncológicos, con todo lo que ello implica; a los miles y miles de personas discapacitadas que necesitan una permanente asistencia tanto de insumos como pañales y medicaciones, hasta acompañamiento del profesional; a los miles y miles de afiliados con cirugías programadas.
Y esto, hay que decirlo, excede a la gestión local. Interpela, más que nada, a la propia administración de Axel Kicillof.
Fundada en 1957, y con casi 2 millones de afiliados, a lo largo de los años el Instituto de Obra Médica Asistencial de la Provincia de Buenos Aires (IOMA) se convirtió en la mayor obra social de la provincia, otorgando cobertura de manera obligatoria y voluntaria. Organizada en 14 Direcciones Regionales y 197 oficinas de atención en todo el territorio bonaerense, es un ente autárquico y se encuentra bajo la órbita del Ministerio de Salud provincial.
Su titular es el dr. Homero Giles, médico recibido en Cuba, donde cursó estudios en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana. Además de haber sido funcionario del ministerio de Salud durante la última presidencia de Cristina Kirchner, pertenece a La Cámpora, y milita, sin ocultarlo, por un sistema de salud regulado e intervenido por el Estado.
La crisis no envuelve solo a Mar del Plata. También los afiliados de otros importantes distritos como Tandil, La Plata, Saladillo sufren la falta de cobertura en los principales centros de salud
Por ello, en los últimos días comenzaron a comunicarse entre ellos los distintos grupos de autoconvocados con el objetivo de aunar esfuerzos y lograr, o intentar al menos, captar la atención del propio Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Justicia o de la Secretaría de Derechos Humanos.
Al fin y al cabo, la salud es un derecho y lo que hace IOMA se parece bastante a un “abandono de persona”.
J.P.Mayer