Los países de Europa se cierran cada vez más, hacia fuera y dentro de sus fronteras

En línea con lo que viene sucediendo en los últimos tiempos, cada vez más países de la Unión Europea están endureciendo notoriamente sus fronteras, ante la masiva llegada de inmigrantes, ya sea legales o directamente ilegales.

Según informó la agencia Reuters,la Unión Europea está lidiando” con este fenómeno, por lo que “llevó a algunos estados miembros a reintroducir temporalmente controles fronterizos dentro de lo que normalmente es una zona de libre movimiento”.

Austria, Dinamarca, Alemania, Italia, Noruega, Polonia, Suecia, Francia, Eslovaquia y Eslovenia han implantado o ampliado dichos controles, alegando razones como la presión sobre los sistemas de recepción de asilo, las amenazas de tráfico de armas, las redes delictivas relacionadas con la guerra de Ucrania, la preocupación por el terrorismo y la migración irregular.

La decisión se enmarca dentro de lo que permiten las reglas del Schengen. ¿Qué significa esto?

El espacio Schengen comenzó en 1985 como proyecto intergubernamental entre cinco países de la UE (Francia, Alemania, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo) y se ha ido ampliando gradualmente hasta convertirse en la mayor zona de libre circulación del mundo.

Formar parte de un espacio sin controles en las fronteras interiores supone que los países no efectúen controles en sus fronteras interiores, excepto en caso de amenazas específicas; y lleven a cabo controles armonizados en sus fronteras exteriores conforme a unos criterios claramente definidos.

El conjunto de normas que rigen dicho espacio se denomina Código de fronteras Schengen.

En la actualidad, abarca más de 4 millones de kilómetros cuadrados, con una población de casi 420 millones de personas, que viajan entre los países sin someterse a controles a fronterizos e incluye 27 países: 23 de los 27 Estados miembros; y todos los miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio (Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza).

Algunos ejemplos del endurecimiento de los países:

Mientras Austria introdujo controles en su frontera con la República Checa, Dinamarca prolongó los mismos en su frontera con Alemania, incluyendo los puertos con conexiones de ferry. Lo mismo hizo Noruega, que no pertenece a la Unión Europea pero sí al espacio Schengen.

En tanto, Alemania controla fuertemente los pasos fronterizos con Polonia, República Checa y Suiza. Por su parte, Italia reestableció los controles policiales en su frontera terrestre con Eslovenia. Y Francia controla todos los pasos hasta con Estados miembros del espacio.

También Suecia reforzó la frontera, otorgándole a la policía fronteriza más poder, incluidos registros corporales y un mayor uso de vigilancia electrónica. Cabe consignar así mismo, que el Gobierno sueco elevó el nivel de amenaza terrorista.

En un intento por combatir la creciente violencia de las bandas, el Primer Ministro Ulf Kristersson anunció hace pocas semanas que “permitirá el apoyo militar a las fuerzas del orden”.

El gobierno también tiene previsto aumentar las competencias policiales, introducir penas más severas para los delitos cometidos con armas de fuego y construir prisiones juveniles para separar a los delincuentes jóvenes de los adultos.

Tal como informó este medio, la violencia de pandillas es un problema creciente en Suecia. Según un reporte del propio Gobierno, hubo en lo que va de este año, 124 explosiones y 36 muertes relacionadas con el tráfico de drogas y armas. Y de acuerdo a un informe oficial, “casi todos los miembros de pandillas en el país son migrantes de primera o segunda generación”.

En este contexto, debe subrayarse que hace pocos días, Finlandia cerró temporalmente todos menos uno de sus ocho cruces de pasajeros hacia Rusia, después de que más de 700 inmigrantes llegaran a diferentes estaciones fronterizas en el lapso de dos semanas.

Más datos.

Mientras el gobierno francés presentó un proyecto de ley para endurecer las leyes de inmigración, con el objetivo de agilizar el proceso de deportación de extranjeros, considerados una amenaza al orden público, una encuesta realizada en Alemania indicó que casi dos tercios de la población quiere que se prohíba la inmigración procedente de países predominantemente musulmanes.

Por su parte, los gobiernos británico y austriaco firmaron un nuevo acuerdo para colaborar más estrechamente en la lucha contra la inmigración, mientras Viena pretende establecer un sistema «al estilo de Ruanda» para tramitar las solicitudes de asilo.

Y hay más.

De acuerdo a un informe oficial que se conoció hace pocas semanas, en 2022, en Suiza, la mitad de todos los casos de violación y asesinato fueron cometidos por extranjeros, a pesar de que los mismos representan solo el 26% de la población.

Según datos del Gobierno, un total de 93.693 personas fueron condenadas por delitos en el país, y el 57,5% de los mismos fueron perpetrados por extranjeros. La información consigna así mismo que aquellos fueron condenados por el 47% de las violaciones y el 44% de los asesinatos, además del 45% de las agresiones y el 41% de los robos agravados.

Aunque Argentina no sufre los mismos problemas de inmigración, el gobierno entrante de Javier Milei debería prestarle la debide atención a sus políticas migratorias.  

Redacción El Observador Online

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