La situación de IOMA se encuentra cada vez peor. A tal punto, que no son pocos los que creen que la obra social más grande de la provincia de Buenos Aires está al borde del colapso.
“Trabajo hace más de 25 años en IOMA. Siempre tuvo problemas, pero nunca estuvo tan mal como ahora”, avisa un empleado a este medio que, por obvias razones, pide preservar su identidad.
Lo que viene ocurriendo en Mar del Plata desde hace meses es un claro ejemplo de ello.
Por un lado, ya es sabido que desde el 4 de diciembre del año pasado, es decir, desde hace 45 días, los tres principales centros de salud de la ciudad confirmaron el corte de las prestaciones de la obra social, y cerca de 100.000 afiliados no pueden atenderse en dichos lugares, los más importantes del distrito.
Las clínicas privadas 25 de Mayo, Pueyrredon y Colón habían anticipado que, de no haber acuerdo con IOMA, la Federación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales (Fecliba), cortaría las prestaciones a los afiliados, ante la deuda que mantiene la obra social, pero más que nada, por la falta de actualización de las aranceles.
Y eso que en marzo de 2023, el gobierno de Axel Kicillof había anunciado casi como un éxito, una revalorización de los honorarios médicos, que incluía un aumento del 20%, y varios adicionales para distintas categorías, “que representan el 70% de las consultas”.
Los recursos volcados a ello serían, dijeron, de $5.765 millones.
“Creemos fervientemente que la salud es un derecho y que su acceso no puede depender del ingreso y de dónde viva cada uno de nosotros, sino que debe ser universal y solidaria”, aseguro por aquellos días el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak.
Y agregó: “Por eso trabajamos en la recuperación del IOMA y del sector público mediante una inversión histórica que nos permite mejorar salarios, equipar hospitales e integrar el sistema para garantizar una mejor capacidad de respuesta en beneficio de nuestro pueblo”.
Pero nada de eso habría ocurrido. Más bien todo lo contrario
El titular de FECLIBA, Néstor Porras, afirmó que la situación es gravísima: “Los valores que paga IOMA están por debajo de los costos. Las clínicas y sanatorios de la Provincia de Buenos Aires están en una situación límite; IOMA nos está debiendo 3.378 millones de pesos”.
Por su parte, la obra social le debía a la Federación Médica de la provincia de Buenos Aires (FEMEBA), al 3 de enero de este año, más de 2.600 millones de pesos, y que incluye conceptos que datan del mes de junio de 2022.
Entre ambas federaciones, suman casi $6.000 millones. Si se toma el presupuesto de IOMA previsto para 2023, de $362.442.367.000, la deuda apenas representa menos del 2% de las partidas.
Además, hay que decir que, al contrario de otras reparticiones estatales, no tiene una gran cantidad de empleados: aproximadamente unos 3.000 en toda la provincia, al menos los que figuran. Aunque hay quienes señalan a La Cámpora como un gran abastecedor de recursos humanos no declarados, como por ejemplo los agentes sanitarios, una figura que nació en la pandemia para asesorar a los afiliados y que se quedó para siempre.
Entonces, ¿por qué no paga?
“IOMA es una gran caja negra que han manoteado todos los gobiernos provinciales, al menos desde que yo conozco: las administraciones de Solá, Scioli, Vidal y ahora Kicillof”, cuenta una persona desde adentro.
Y añade: “Vos pensá que tienen ingresos asegurados, con todos los aportes cautivos de los millones de afiliados. Lo que pasa para esta campaña se les fue la mano. Y nunca creyeron que las clínicas iban a costar la atención”.
Es más. Desde la propia sede local del organismo, la confiesan a este medio que están trabajando en pésimas condiciones, sin papel para imprimir recetas o autorizaciones, sin tonner, y con la mitad de las sillas rotas para la espera de los afiliados.
Este dato es fácilmente comprobable. Basta entrar a la delegación y ver muchas de ellas con cintas de inhabilitación.
Fundada en 1957, y con casi 2 millones de afiliados, a lo largo de los años el Instituto de Obra Médica Asistencial de la Provincia de Buenos Aires (IOMA) se convirtió en la mayor obra social de la provincia, otorgando cobertura de manera obligatoria y voluntaria. Organizada en 14 Direcciones Regionales y 197 oficinas de atención en todo el territorio bonaerense, es un ente autárquico y se encuentra bajo la órbita del Ministerio de Salud provincial.
Su titular es el dr. Homero Giles, médico recibido en Cuba, donde cursó estudios en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana. Además de haber sido funcionario del ministerio de Salud durante la última presidencia de Cristina Kirchner, pertenece a La Cámpora, y milita, sin ocultarlo, por un sistema de salud regulado e intervenido por el Estado.
Para la última campaña, el kirchnerismo, con grandes posibilidades de derrota a nivel nacional, volcó todos sus esfuerzos (y recursos) a retener la provincia de Buenos Aires, cosa que finalmente logró.
Hay quien aconseja poner el foco en los policonsultorios.
Durante la actual gestión, se han abierto más de 200, que en la práctica, terminan siendo casi la única opción para el afiliado, aunque sus horarios son restringidos, las especialidades muy acotadas, y los profesionales, son médicos recién recibidos.
Sin embargo, allí no estaría el mayor de los inconvenientes, sino en algunos aspectos legales. Según cuentan, la apertura de los policonsultorios, tanto en su abastecimiento como en el alquiler de su espacio, correrían por cuenta de un tercero, y no de la propia Delegación. Y por lo general, se trata de terceros allegados a las cúpulas de la obra social.
En Mar del Plata habría al menos dos casos puntuales de los seis que funcionan en la ciudad. El contrato de uno de ellos, estaría a nombre de la hermana y el cuñado de un colaborador estrecho del Director de Ioma en el distrito, Santiago González, un hombre muy allegado a la ex titular de ANSES, Fernanda Raverta.
Tal vez se trate de prácticas legales, pero no dejan de ser extrañas, más en un momento de finanzas “flacas” y donde dichos policonsultorios terminan “beneficiándose” de la crisis con las clínicas.
Uno de los problemas es que IOMA no abre sus números. Al tratarse de una caja autónoma, sus finanzas permanecen celosamente guardadas.
Si se tratara de cualquier otro organismo, su caso sería el de tantos otros donde anida una corrupción estructural. Pero el asunto se torna muy grave porque está en juego la salud de las personas.
“Tenemos el derecho de exigir y conocer qué hacen con nuestros aportes”, señala Fernanda Díaz, dirigente del Partido Obrero.
Uno de los grandes hitos que logró esta crisis casi terminal de IOMA es haber unido a izquierda con derecha. Díaz no duda en afirmar que la gestión de Homero Giles se propone privatizar la salud a partir del vaciamiento de la obra social.
Pero por otro lado, Jorge, perteneciente, al igual que Fernanda, al grupo de autoconvocadas, que se reúne todos los miércoles a las 10 en la sede local, sospecha que el objetivo es el opuesto, estatizar de facto la salud.
Pero en cualquier caso, sea cual fuere la causa de esta grave crisis, en el medio hay personas de carne y hueso literalmente desesperadas.
Desde los medios se hace hincapié en los incidentes que ocurrieron los últimos días, en la retención de tareas de los empleados, en ciertos tibios reclamos que hacen algunos sindicatos, pero poco se cuenta sobre las urgencias de los afiliados.
Porque el problema no se reduce solamente a la falta de atención en las clínicas.
Más que nada, a los miles de pacientes con cáncer que ven interrumpidos sus tratamientos oncológicos, con todo lo que ello implica; a los miles y miles de personas discapacitadas que necesitan una permanente asistencia tanto de insumos como pañales y medicaciones, hasta acompañamiento del profesional; a los miles y miles de afiliados con cirugías programadas.
En fin, a muchísimas personas que tal vez mueran en el camino, mientras se sigue haciendo política.
Porque mientas todo esto pasaba, el gobernador Kicillof vino a Mar del Plata a inaugurar un parque acuático, y días después, anunció la apertura de una playa de la provincia.
La primer consigna de los autoconvocados, promediando 2023, fue “por la falta de prestaciones de cada vez más especialidades por demoras en los pagos a los profesionales, la grosera disminución del porcentaje de cobertura en audífonos, prótesis, medicamentos y tratamientos; y el pago cada vez mayor de diferenciales que deben asumir los afiliados”.
Siete meses después, aquello ya quedó corto porque la situación empeoró trágicamente.
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@PortaluppiPablo
El título dice que soy Licenciado en Periodismo, pero eso poco importa. Lo más importante es que solo dependo de mi.