La frase es popularmente conocida: “Las estadísticas sólo sirven para explicar que si hay una milanesa cada dos personas, cada uno come media milanesa. Y esto claramente no es así”. Así y todo, hay números que no dejan de ser contundentes, a pesar de su frialdad intrínseca: la caída de la actividad industrial en la Argentina durante el mes de septiembre en comparación con el mismo mes de 2017 fue del 11,5%.
La realidad económica argentina, como en la mayoría de los países, suele ser muy contrapuesta entre las distintas regiones. Suele decirse, con suma razón, que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no refleja cabalmente las penurias y los avatares de la economía real. Y que en los conglomerados urbanos del mal llamado “interior” del país la crisis suele golpear de manera mucho más brusca y violenta. Lejos de la presunta calma financiera de las últimas semanas que se observa en la macroeconomía, –esa abstracción conceptual a la que son tan adeptos los popes económicos del Gobierno Nacional-, hay casos concretos que brillan por su ausencia en los grandes medios nacionales. Empresas que por diferentes motivos, ya sea por culpas propias o ajenas, están atravesando una situación sumamente delicada. Detrás de esto, centenares de familias que engrosan las estadísticas poblacionales de determinadas ciudades, están a punto de quedarse sin trabajo. Su situación no es delicada: es directamente desesperante.
“Tres Arroyos SA”, según afirma en su página de internet, es una “empresa 100% argentina dedicada a la elaboración integral de cereales para el desayuno, barras de cereal y avenas”. Abrió su primera planta en 1982 justamente en la ciudad de Tres Arroyos. Luego, inauguró dos establecimientos más: en el año 2000 en el Parque Industrial de la mencionada localidad bonaerense y en 2004 en Pilar. Desde septiembre de 2018 las plantas están completamente paradas y la empresa solicitó la figura del concurso preventivo.
Desde el sector empresario, aducen la crisis a la devaluación del peso sufrida en los últimos meses y al fuerte encarecimiento de la tasa de interés. Pero los trabajadores de la firma sospechan vaciamiento. Juan D´Annunzio, asesor gremial del Sindicato de la Alimentación, cuanta que “hace dos quincenas que los trabajadores no cobramos ni un peso. Vamos todos los días a la planta pero no hacemos nada. Estamos a punto de que nos corten la luz y los dueños por acá ni aparecen”. Y agrega: “En Pilar la situación es similar”.
Este medio intentó comunicarse con los representantes de la firma pero fue en vano. Su presidente es Fernando Sansuste, a quien el gremio señala como el gran responsable de esta crisis. “La empresa siempre trabajó con dos meses de stock permanente. Entre junio y julio de este año hasta hicimos horas extras. Lo llamativo fue que desde agosto comenzaron a salir camiones con mercadería en forma continua y no había reposición de insumos. Ahora nos damos cuenta que estaban liquidando el stock”, afirma D´Annunzio. Y continúa diciendo que “en los primeros días de septiembre comenzaron a parar algunas líneas de producción. Ahora hace 60 días que no tenemos insumos para producir. Nada de nada”.
Es indudable que la Argentina no sólo está atravesando una de sus tantas y reiteradas crisis económicas, sino que además tiene el extraño privilegio de ser una de las economías con mayor presión impositiva del mundo, lo que hace casi inviable cualquier negocio. Pero en este caso hay un dato muy llamativo: entre el 1 de agosto y el 5 de noviembre de este año la empresa tuvo 1501 cheques rechazados por $153.425.815,53, de los cuales solo rescató 134. No debería sorprender que en una situación económico-financiera como en la que se encuentra Tres Arroyos SA, una firma no pueda cubrir sus obligaciones. Lo que resulta muy curioso es la cantidad de cheques librados en tan corto tiempo: casi 23 cheques por día hábil entre agosto y noviembre. “Desde un punto de vista estrictamente contable, te diría que es una clásica maniobra de vaciamiento. Compro insumos mediante la emisión de cheques. Produzco, vendo mis productos, los cobro, pago los sueldos y nunca levanto los cheques. Hasta que un día dejo de pagar también los sueldos”, explica un abogado consultado por este medio. Sin embargo, en diversas entrevistas concedidas a medios de la ciudad durante el mes de septiembre, Fernando Sansuste negó rotundamente esta presunta maniobra, adjudicando la difícil situación de la empresa a la crisis económica del país. Allí también había dicho que los empleados cobraban los sueldos al día y que sólo tenía algunos cheques rechazados.
Al día de hoy, la empresa ofrece tres soluciones posibles: tomar un crédito blando, la aparición de nuevos inversores, o directamente la venta. Las tres opciones parecen de muy difícil concreción, habida cuenta de la situación actual del país. Cuando se lo consulta al sindicato sobre la respuesta de los distintos Gobiernos (el Nacional, el Provincial, y el Municipal) ante este acuciante panorama, D´Annunzio no se muestra muy esperanzado: “Nos recibió el subsecretario de Trabajo (de la Provincia) Horacio Barreiro, que nos está gestionando los REPRO por $3500. ¿Qué hacemos con $3500 por mes? Y también nos dijeron que como solución inmediata nos podían adelantar las vacaciones o generar suspensiones. Todo esto nos cayó muy mal”. El REPRO es un programa de recuperación productiva que otorga a los trabajadores de las empresas con problemas económicos una suma fija de hasta el monto del salario mínimo, vital y móvil, durante 12 meses. El salario mínimo en la Argentina es de $10.700, y llegará a $12.500 en junio de 2019.
Por lo pronto, los trabajadores continúan a la vera de la Ruta 3, en el ingreso a la ciudad, distribuyendo panfletos y explicando a los visitantes el difícil panorama por el que atraviesan. Juan D´Annunzio cuenta que han recibido mucha ayuda por parte del Diputado provincial por el Frente Renovador Pablo Garate, quien casualmente fue el legislador que más proyectos de ley presentó en 2017.
Ante estos casos, siempre se presenta el mismo debate: ¿Debe el Estado intervenir en la solución de los problemas económicos de las empresas? Un intento de respuesta se podría dar en la cantidad de familias que se ven afectadas con esta situación: 160 en Pilar y 140 en Tres Arroyos. Según el censo de 2010, esta última ciudad tiene 58.179 habitantes. En este contexto, las personas afectadas por el posible cierre de la empresa se potencia mucho más.
Y resultan casos más reales que una mera estadística.
El título dice que soy Licenciado en Periodismo, pero eso poco importa. Lo más importante es que solo dependo de mi.