Intensificación, una palabra que genera confusión …

A esta altura del año estamos tan confundidos los docentes que puede que veamos una contradicción entre la definición que el diccionario de la Real Academia Española le da a la palabra intensificación y la bajada del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires que se pone en práctica en nuestras aulas.

Para el prestigioso diccionario, intensificar es: “hacer que algo adquiera mayor intensidad. acentuar, acrecentar, aumentar, incrementar, avivar, fortalecer, reforzar, vigorizar, arreciar, intensar

En las escuelas bonaerenses, desde la letra escrita del Portal abc-DGCyE, la intensificación “hace a un modo de entender la cultura institucional (se aprende todo el tiempo, de múltiples maneras), a un modo de vivir la diversidad dentro de las aulas (que es riqueza cuando se pone al servicio de trabajos en equipos, cuando se prestan ayudas y apoyos mutuos, cuando hay distintos tiempos y propuestas para distintos sujetos, etc.), y a un modo de planificar las actividades docentes que permitan aprendizajes significativos a todas y todos”.

Y continúa: “En todo momento, la intensificación de la enseñanza es un acercamiento al conocimiento, consolidación e integración de saberes, que requiere de su planificación didáctica correspondiente. Es un ir y volver sobre lo enseñado y no aprendido, no consolidado, no integrado. Todo esto nos lleva a poner el acento en el aprendizaje como proceso” …. “Implica un posicionamiento docente que hace preguntas y analiza las respuestas sin juzgarlas rápidamente, sino más bien recuperándolas cómo hipótesis de trabajo”.  

El período de intensificación de diciembre, que arranca en estos días en las secundarias de nuestra provincia, implica la asistencia (con suerte) de los estudiantes que no obtuvieron la acreditación de una asignatura a un período en el que “intensificarán aprendizajes del año”.

Este reemplaza a las ya extintas “mesas de examen” o “comisiones evaluadoras” donde el peso del esfuerzo pasaba por el estudiante que debía ser evaluado ante los profesores. Algo demasiado estigmatizante y complejo para ser aplicado con esta generación de alumnos.

En este período que, en muchos casos, implica dos clases, asistirán aquellos estudiantes que no aprobaron la materia porque les quedó algo pendiente y en el otro extremo, los que no hicieron absolutamente nada o directamente no asistieron.

Si tomáramos literal la definición de intensificación de la Real Academia, en dos clases el profesor de Introducción a la Física de 4° año deberá “hacer que lo que trabajó durante todo el ciclo lectivo adquiera mayor intensidad” en 4 horas (dos semanales) de un total anual de 72 horas, según el diseño curricular.

Así pues, deberá darle alguna actividad o evaluar a aquel que le faltó poquito para acreditar, pero paralelamente, tendrá otros alumnos que no vinieron o que dormían o miraban el celular durante las clases y “acentuar, acrecentar, aumentar, incrementar, avivar, fortalecer, reforzar, vigorizar, arreciar, intensar” todos los contenidos del período y evaluarlos…

A modo de ejemplo, sirve un mensaje real del equipo directivo de una escuela secundaria del Partido de San Martín a sus docentes:

“Las y los estudiantes que no lograron TEA en las materias al 6 de diciembre deberán asistir a clases como lo han hecho hasta ahora“.

¿Qué instrumentos de evaluación pueden utilizar las y los docentes?

  • Desarrollar una actividad con carpeta abierta, libros, uso del celular con acceso a Internet, etc en donde las y los estudiantes puedan realizar una producción propia que le permita ver al docente si el / la estudiante incorporo esos contenidos
  • Realizar una actividad experimental, en las materias que corresponda, actividad que el / la estudiante deberá explicar y fundamentar
  • Realizar un PODCAST en la materia que por sus características lo permita. En este caso el / la estudiante deberá fundamentar el porqué de ese recurso y en el uso del mismo se podrá detectar la presencia de los contenidos mínimos o no de la materia.
  • Realizar un TIK / TOK en la materia que por sus características lo permita. En este caso el / la estudiante deberá fundamentar el porqué de ese recurso y en el uso del mismo se podrá detectar la presencia de los contenidos mínimos o no de la materia
  • Una evaluación escrita en donde la materia lo amerite

Así mismo, la colega Marina Zabaleta hizo en la red social X un interesante posteo esta semana que fue sumando experiencias de otros docentes, dos de los cuales comparto a continuación:

  • Profe, ¿De qué materia eras?”, pregunta el pobre alumno. – “Soy de Química”, responde el sorprendido profesor. (Pregunta real ocurrida en diciembre)

O este otro:

  • ¿Profe, qué hay que hacer para aprobar?
  • El integrador y luego rendir
  • ¿Dónde está?
  • En el link de Drive que les pasaron a las familias desde la primera semana de noviembre.
  • No lo tengo. ¿Qué hago?
  • Juancito, tenemos un módulo y medio de clases. ¿Qué vas a hacer en el módulo y medio?
  • No sé
  • Tenés Classroom?
  • No
  • Tenés celular?
  • No
  • Tenés computadora?
  • No
  • Bueno anda a pedir una. Te lo paso por pendrive. (Porque de pedir que hagan un correo electrónico y anoten las contraseñas en la carpeta ni hablar) O lo podés copiar del pizarrón.
  • Ah! No, es un montón.
  • Y si, todo lo que hicieron tus compañeros, resumido, mientras vos jugabas a los juegos en momentos de clases”.

Sabemos claramente que la intención de este período no se condice con el término utilizado para definirlo.

A pesar de los esfuerzos de las escuelas por convocar a los estudiantes, muchos no asisten a estas instancias, ya sea por desinterés o porque no perciben la relevancia de estas oportunidades, ya que de todas maneras pasarán de año. Otros directamente no se comprometen con las tareas asignadas ni aprovechan las instancias de tutoría tales como el programa “forte”.

Por otro lado, la falta de acompañamiento familiar es un factor decisivo en el desempeño académico de los jóvenes. En muchos casos, las familias no cumplen el rol de apoyo que los estudiantes necesitan para superar sus dificultades.

La educación bonaerense se convirtió en un campo de acción para mostrar indicadores como tasas de permanencia o egreso, dejando de lado la calidad de los aprendizajes y facilitando la promoción sin aprendizajes sólidos.

Hay que asegurar el “derecho a la terminalidad” de la secundaria, no importa cómo.

El “facilismo educativo” no solo compromete la calidad de la educación, sino que también perpetúa las desigualdades que busca combatir, dejando a los más vulnerables sin herramientas reales para enfrentar el futuro.

Prof. Luis Distefano

Director de PROFE.AR

@DistefanoLuis en X

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