Por Pablo Portaluppi
En un país donde la pobreza infantil, de acuerdo a las últimas estadísticas oficiales, supera nada menos que el 64%, y en el cual 11 millones de alumnos prácticamente no tuvieron un solo día de clases durante 2020, producto de la pandemia de coronavirus y de las desacertadas decisiones del Gobierno Nacional, resulta indescifrable e insólito que aún se siga discutiendo sobre la presencialidad de los chicos en las aulas para este año.
Peor aún. La última edición del Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA) previo a la pandemia, en diciembre de 2019, concluyó que la educación argentina está estancada, perdiendo terreno incluso en la región. PISA evalúa cada tres años a alumnos de 15 años en tres áreas: lectura, matemática y ciencias.
Promediando 2020, Unicef Argentina le presentó un informe al propio Presidente Alberto Fernández llamado “Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia y las medidas adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana de niñas, niños y adolescentes”, donde se estableció que “el 18% de los adolescentes no posee conexión a Internet en su hogar, y el 37% no tiene una computadora disponible para hacer trabajos escolares”. Sin embargo, salvo raras excepciones, las clases presenciales no retornaron durante el año pasado.
Los gremios docentes no ayudaron demasiado. Como muestra de ello, hay que mencionar un comunicado emitido el último 13 de febrero, con motivo del inminente comienzo de clases en CABA, por SUTEBA, FEB, UDOCBA, ATE y UPCN, donde le exigen a las autoridades que antes del inicio del ciclo lectivo, “deben informar las tareas que se hubieran realizado en las escuelas sobre Limpieza de tanques y análisis de agua químico y bacteriológico; Desinfección, desinsectación, desmalezamientos y desratización; Provisión de agua potable donde fuera necesario; y provisión de elementos de protección e higiene para docentes y auxiliares dado que dichos Kits deben estar en forma inmediata en las escuelas para garantizar presencialidad”. Y agrega que “esta información es fundamental para acompañar el regreso presencial. La misma viene siendo reclamada reiteradamente, sin obtener respuestas”. En términos futboleros, se diría que “le están corriendo el arco” al gobierno porteño.
El clima está muy enrarecido. En la ciudad de Tres Arroyos se produjo un confuso episodio. En horas de la tarde del pasado viernes 12 de febrero, este medio pudo confirmar que uno de los rostros más visibles que reclaman el regreso total de la presencialidad, nucleados en el colectivo Padres Organizados, había recibido una especie de intimidación. Le confiaron textual: “Tené cuidado, aléjate, porque van por vos”. Aunque en un comienzo se creyó que quienes la amenazaron habían sido los propios gremios, la persona lo desmintió en un audio, aduciendo un episodio puntual y personal. Lo mismo hizo Padres Organizados Tres Arroyos. Hay que destacar así mismo que ni bien conocido el hecho, la persona ecibió la solidaridad de todos sus pares del país. Vale señalar también que en la marcha del 11 de febrero exigiendo el regreso total de las clases, recibieron todo tipo de insultos, como “asesinos”. Todo por querer que sus hijos reciban la educación que merecen.
Algo mucho peor ocurrió en la ciudad de Bahía Blanca. En una página de Facebook donde se reciben distintas denuncias de vecinos, llamada “Policiales Bahía Blanca”, escracharon a una de las caras visibles de los padres que reclaman por la educación de sus hijos.
Con el título: “Quién es?”, a lo que seguía el nombre de la mujer, de quien por seguridad no diremos su nombre, el posteo brindaba algunos de sus datos, como el colegio del cual egresó, el titulo universitario que ostenta y dónde trabaja. Y culmina diciendo: “En las últimas semanas se ha erigido en los medios de Bahía como vocera de Padres Organizados, organización que exige clases presenciales todos los días desvinculando a la educación del semáforo epidemiológico”. La pregunta se impone: ¿Qué tiene que ver esto con una página dedicada a recibir denuncias policiales?.
Debido a esto, la mujer aseguró que “aunque mis cuentas eran privadas, bajé las pocas fotos e info que había”. Y agregó: “Optamos, desde el comienzo, no responder comentarios de ninguna nota. Han criticado desde gremios docentes diciendo que nuestros reclamos son parciales porque no pensamos en que el 100% de presencialidad es inviable en las escuelas estatales, padres que tienen miedo, ahora padres porque por la presencialidad en turnos, les toca la escuela en contraturno con sus trabajos, todo esperable. No así lo de ese grupo de face, ni que indaguen en nuestras vidas personales. Por mi familia, la idea era salirme un poco de los medios esta semana”. Muy preocupante.
Padres Organizados Tres Arroyos siempre se ha mostrado muy activo a la hora de pedir por el regreso de las clases, al menos en su distrito, que registra muy pocos contagios de coronavirus. Ellos alegan que “la Provincia ha bajado un plan jurisdiccional con protocolos que son impracticables. No podemos no tener un protocolo diferenciado entre una escuela de La Matanza y una de Tres Arroyos; no pueden ser iguales los protocolos en una escuela donde se llega en transporte público, con una de Tres Arroyos. Lo lógico es que cada colegio tenga su protocolo, que sea elevado y que se apruebe en función de la necesidad de cada uno”.
La iniciativa de Padres Organizados surgió a partir de 6 padres que se pusieron en contacto mediante las redes sociales para expresar su preocupación por la falta de clases. La crítica principal que se le hace al Gobierno es que “la suspensión se ha prorrogado sin ofrecer ninguna certeza, ni diagramar un plan alternativo de clases presenciales hasta tanto continúe el escenario de pandemia”, por lo que juzgan necesario que “el regreso a la escuela no puede ser entendido como un todo o nada: el país entero o ningún municipio; todos los alumnos al mismo tiempo o nadie; de lunes a viernes o nunca”.
Los Padres Organizados comenzaron autoconvocándose en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y luego se les unieron grupos en 21 provincias de todo el país, y aseguran no responder a ninguna intención político partidaria. “Las escuelas tienen que ser lo primero en abrir y lo último en cerrar. Debe ser declarado un servicio esencial”, sostienen.
De los 11 millones de alumnos que hay en el país, la provincia de Buenos Aires totaliza 3.3 millones entre primaria y secundaria, distribuidos, según cifras oficiales, en 11.000 establecimientos. Es por ello que el amplio territorio gobernado por Axel Kicillof siempre ha estado en la mira de los reclamos.
En las últimas horas, se oficializó el marco en el cual abrirán las escuelas en los 135 municipios bonaerenses. Los lineamientos principales son, de acuerdo a la Dirección General de Cultura y Educación que comanda Agustina Vila, “el uso de tapabocas de forma permanente, la ventilación, el máximo de 90 minutos de clases hasta reventilar, las ventanas y puertas abiertas, el distanciamiento de un metro y medio entre estudiantes y dos metros con el docente. Cuando el distanciamiento no pueda cumplirse, se dividirán los grupos”.
Se calcula que un 30% de las escuelas podrá garantizar la presencialidad plena, en tanto el 70% restante alternará asistencia con virtualidad, donde los grupos se dividirán en dos y concurrirán semana por medio.
En octubre de 2020, “a través de la Resolución CFE N° 364/2020, el Consejo Federal de Educación aprobó en forma unánime el “Protocolo marco y lineamientos federales para el retorno a clases presenciales en la educación obligatoria y en los institutos superiores”, donde se establecieron los lineamientos generales que serán de cumplimiento obligatorio para el regreso a las clases presenciales. Allí, la provincia de Buenos Aires diseño el “Plan jurisdiccional para un regreso seguro a las clases presenciales”, que no difiere demasiado de los lineamientos presentados en las últimas horas.
La pregunta que habría que formularse es por qué se tardó tanto en volver a las aulas.
pabloportaluppi01@gmail.com
@portaluppipablo
El título dice que soy Licenciado en Periodismo, pero eso poco importa. Lo más importante es que solo dependo de mi.