Por Pablo Portaluppi
Hace 12 días, es decir el último 31 de mayo, en 121 municipios de los 135 que componen la Provincia de Buenos Aires no había clases presenciales debido al impacto de la segunda ola de coronavirus. Si bien desde el próximo 16 de junio la presencialidad escolar abarcará 63 distritos, resulta muy llamativa la decisión del gobierno bonaerense respecto a la segmentación de su territorio en su sistema de fases, al menos en lo que a las clases se refiere.
En la última actualización de su “semáforo epidemiológico”, 59 localidades aparecen en la Fase 3, y 4 comunas en la cuarta, mientras que 72 distritos están ubicados en la 2, la más restrictiva. Más allá de lo que indica la normativa, en los hechos la única diferencia que hay entre las fases es la presencialidad escolar, prohibida en la segunda. El dato más curioso es que los 40 municipios que componen el célebre AMBA pasaron a la Fase 3, lo que implica el regreso de las clases presenciales, suspendidas en ese imaginario conglomerado desde el 19 de abril.
Pero mientras que los chicos volverán a las aulas en, por ejemplo, La Matanza y Lomas de Zamora, la virtualidad se mantendrá en ciudades como Mar del Plata, Bahía Blanca, Necochea, Tres Arroyos, Pehuajó, Balcarce, entre otras, lo que genera, a simple vista, una fuerte incongruencia. Resulta absolutamente incomprensible que las cervecerías estén abiertas y no así los colegios. En Bahía, la segunda ciudad más grande del interior bonaerense, 250 escuelas permanecen cerradas desde antes del 26 de mayo, ya que el distrito había descendido a Fase 2 semanas antes.
La normativa indica que se encuentran en situación de Alarma Epidemiológica aquellos distritos de más de 300 mil habitantes con una incidencia de 500 casos cada 100 mil habitantes durante los últimos 14 días o que tengan una ocupación de camas de terapia intensiva del 80%. De acuerdo al último informe del Gobierno provincial, los parámetros epidemiológicos determinaron que los partidos del gran Buenos Aires registraron 401 casos cada cien mil habitantes.
Pero vale aclarar que en este caso, la administración de Kicillof no analizó el escenario sanitario por distrito sino como una única región, lo cual llama a confusión y engaño. Sin ir más lejos, permitió que Villa Gesell retome la presencialidad, y no asi Pinamar, que están separadas por apenas 20 km y forma parte de la Zona Sanitaria VIII, cuya cabecera es Mar del Plata. Las suspicacias son inevitables: mientras Gesell es gobernada por el kirchnerista Gustavo Barrera, su localidad vecina es presidida por Martín Yeza, de Juntos por el Cambio.
Un Diputado Provincial macrista acusó que “al gobernador se le ocurrió cambiar la forma de medir esa tasa, cambiado la fecha de reporte / apertura (la fecha en la que alguien solicita turno para hisoparse), por la fecha de contagio, que es una fecha estimada en función de la aparición de síntomas. Así se genera un bache de datos x 5 días para que las “estadísticas” ahora digan que hay 401 contagios cada 100.000 habitantes en el conurbanos”. Y continuó: “De haber seguido midiendo como antes, las cifras hoy darían un aproximado de 719 contagios. ¿Cómo hacer lo que exige la oposición y los padres organizados, sin darles la razón? Simple, mentimos en las cifras para poder “cumplir” con el protocolo y ahora podemos abrir los colegios”.
En Mar del Plata, sólo en el nivel inicial y primaria, 111.470 chicos no tienen clases presenciales desde el 26 de mayo. No se trata sólo de haber perdido en lo que va este año 20 días de escuela, sino que a eso se le debe sumar la suspensión de la escolaridad durante todo 2020, algo que no ocurrió en ningún país del mundo en pandemia. El cuadro se agrava aún más con datos duros: 64% de pobreza infantil, 11 millones de chicos sin clases en todo el país el año pasado, 3.3 millones de ellos en la provincia de Buenos Aires.
En los últimos días, el colectivo Padres Organizados Mar del Plata había anunciado un “bocinazo” para este domingo después de que la ciudad quedara excluida de la posibilidad de retornar a las clases presenciales desde el miércoles. La protesta se llevó a cabo con una gran afluencia de público. En paralelo, crece la presión política: los Intendentes de la ciudad balnearia y Bahía Blanca, Guillermo Montenegro y Héctor Gay, ambos de Juntos por el Cambio, reclamaron a viva voz por el regreso de la presencialidad en sus distritos.
El pasado 1 de junio, el Instituto Albert Einstein de Mar del Plata presentó un recurso de amparo a la Justicia para que se retomen las clases presenciales. La presentación se realizó ante el Juzgado en lo Civil y Comercial Nº13, a cargo de Maximiliano Colángelo, quien resolvió tomar el caso, le otorgó una tutelar anticipatoria y le dio 24 horas a la provincia para que se expida. En toda la provincia hay presentados 60 amparos y es la primera vez que un magistrado no se declara incompetente, como ocurrió en la mayoría de los casos. Pero finalmente lo terminó rechazando. Lo que generó que en las próximas horas un grupo de 40 padres insistan ante la Justicia con la presentación de un amparo colectivo. También en Necochea están analizando realizar una acción similar.
Pocas horas antes de aquella presentación, laSociedad Argentina de Pediatría marplatensehabía emitido un comunicado donde descartaron la posibilidad de que la presencialidad educativa signifique un “peligro para la diseminación del Covid-19”, agregando que “ya hay varios documentos de Pediatría que demuestra que los chicos no son supercontagiadores, que fue una teoría que se esbozó al principio de la pandemia, y por eso toda la estadística de contagios escolares es bajísima. Las escuelas no son sitios de contagios importantes en la incidencia. Los chicos representan en sí un porcentaje de menos del 5% con respecto al total de los casos, por lo que claramente no es la población más afectada por el Covid-19”.
El viernes 4 de junio, tal como informara este medio, se llevó a cabo una jornada de protesta en diversas ciudades del interior bonaerense. Una de ellas tuvo lugar en Tres Arroyos, donde bajo la consigna #VigiliaFederalPorLaPresencialidad, Padres Organizados invitó a la sociedad a concurrir a la Municipalidad, dejar una vela e irse a su casa. Pero a los pocos días sucedió algo insólito. Desde ATE Delegación Tres Arroyos enviaron una carta al Consejo Escolar de la ciudad para averiguar dónde habían conseguido los padres un pupitre que colocaron en la sede municipal.
En Necochea, por su parte, una de los integrantes del colectivo le dijo a este medio que “un grupo de padres preocupados por las escuelas cerradas en octubre de 2020 comenzamos a movilizarnos. Fuimos a la jefatura regional de educación, a los medios locales, al concejo deliberante y también nos recibió el intendente. Este año, en enero fuimos un grupo más nutrido y también salimos en las redes. En este momento solicitamos que se declare a la educación como esencial en el distrito en la banca ciudadana en marzo y posteriormente entregamos 2 solicitudes a la comisión de educación del Concejo Deliberante sin respuesta al día de hoy”. La política no hace su parte.
Los antecedentes tampoco ayudan. En Marzo de 2019, es decir un año antes de la pandemia de coronavirus, el Observatorio Social Legislativo de la Cámara de Diputados bonaerense, publicó un informe en el cual se resaltaba que Mar del Plata sufría una tasa de deserción escolar del 15,8% en el ámbito estatal y 8,4% en el privado. El estudio daba cuenta de la tasa de abandono interanual expresada de acuerdo a la proporción de alumnos matriculados en un año que no vuelven a matricularse al año lectivo siguiente. Diversos especialistas advierten que en 2021 la deserción será aún mayor.
El pasado 15 de abril, exactamente un día después que el Gobierno Nacional anunciara la suspensión de las clases en el AMBA, UNICEF y la Sociedad Argentina de Pediatría dieron a conocer un documento donde destacaron, entre otras cosas, que “con protocolo, el ámbito educativo no es un ámbito de contagio”. Y subrayaron un tema acuciante: “La situación de encierro, la falta de interacción social, la pérdida del trabajo, y la incertidumbre general que ha originado esta pandemia es el ambiente propicio para aumentar el estrés y las situaciones de violencia. A ello debemos sumarle las inequidades sociales, puestas en evidencia por la pandemia, que se han recrudecido y aumentan el abismo educativo entre quienes acceden al uso de la tecnología y quienes carecen de la misma”.
En el mismo documento, aseguraban que “la escuela educa, crea lazos sociales, alimenta, da refugio, democratiza conocimientos, orienta y contiene. La escuela habilita un espacio y constituye un tiempo que crea libertad e igualdad. Su interrupción tiene consecuencias graves a corto y largo plazo para las economías y sociedades. Cuanto más tiempo las infancias y adolescencias, especialmente aquellas en condiciones de vulnerabilidad, dejen de asistir a las escuelas, menos probable es que regresen”. Y confirmaba lo que es ya casi una certeza en el mundo científico, respecto a los contagios de coronavirus: “La escuela no es un factor de riesgo”.
Pese a ello, el Gobierno de Axel Kicillof decidió dejar sin clases presenciales a chicos de 72 localidades, es decir, a más de la mitad del territorio. Justamente aquel que, casualmente, es menos proclive a votar candidatos peronistas.
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El título dice que soy Licenciado en Periodismo, pero eso poco importa. Lo más importante es que solo dependo de mi.