Oriente es una pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires, de apenas 2.000 habitantes, perteneciente al partido de Coronel Dorrego. Su nombre adquirió cierta relevancia cuando Diego Maradona eligió sus playas para pasar allí dos veranos, durante la primera mitad de la década del 90. Lamentablemente, volvió a ser noticia hace poco más de 1 año.
La noche del 14 de marzo de 2022, Sebastián Calvo, un hombre de 34 años, le avisó a su ex esposa, Natali Rodríguez, de 30 años, que quería encontrarse con ella para terminar de arreglar unos asuntos vinculados al divorcio, que habían firmado de común acuerdo un mes atrás, en febrero de aquel año. La mujer aceptó, y lo citó en su casa, donde vivía junto a sus dos hijas, de 2 y 4 años por aquel entonces.
Pero nada volvió a ser igual desde la mañana siguiente. La tranquilidad del pueblo se vio salvajemente interrumpida cuando Calvo, una vez adentro de la casa y mientras las nenas desayunaban, apretó el cuello de Natali hasta matarla, y dejar su cuerpo tendido en el piso del lavadero de la vivienda ubicada en la calle Mitre al 400.
Luego del asesinato, se llevó a sus hijas a la casa de sus padres, y, al igual que lo que dijera el odontólogo Ricardo Barreda cuando asesinó a su familia, le dijo a su madre que se había mandado una macana y se entregó en la subcomisaría de Oriente, donde confesó su crimen.
“Aquella mañana” cuenta Delia Flores, la madre de Natalí, “pasadas las 8:30 hs recibí el último WhatsApp de mi hija, donde me cuenta que las nenas durmieron bien, que Oli tosió 3 veces y estaban desayunando a la espera de la visita de su papá”.
Y prosigue Delia, quien junto a su marido Raúl, padre de Natalí, sufren por la muerte de su única hija y siguen adelante por sus nietas: “Cerca de las 10 hs recibimos el llamado de Marcela – la madre de Calvo, donde nos pedía que nos acercáramos a la casa de los chicos que algo había sucedido”.
“Ese día, aquel 15 de marzo, nosotros también morimos. Nuestra única hija de tan sólo 30 años y mamá de dos niñas de 2 y 4 años, fue asesinada, estranguladas por las propias manos de Sebastián Calvo, quien hasta ese momento queríamos y tratamos como si fuese un hijo, el hijo varón que nunca tuvimos”, dice Delia al borde del llanto.
Luego de la confesión del femicida, los policías se dirigieron a la vivienda donde constataron el fallecimiento de la mujer, retiraron una soga del lugar y trasladaron al hombre a otra dependencia policial de la zona por cuestiones de seguridad.
La pareja se había separado a fines de 2021, presuntamente por una infidelidad de él, y en poco tiempo, había firmado el divorcio de común acuerdo. Pero según se supo, Calvo no toleraba la idea de separarse, confesando que tenía ganas de suicidarse.
En lugar de ello, optó por asesinar a la madre de sus hijas.
Natalí era kinesióloga, recibida en Mar del Plata y con matrícula 666. Pese a estudiar en la ciudad balnearia, decidió volver a su pueblo natal a ejercer allí su profesión. Atendía en su casa, donde su ex marido la asesinó.
Natalí y Sebastian comenzaron a salir en 2010 y se casaron en 2015. El hombre es camionero y también atendía la despensa de sus ex suegros, muy conocida en el pueblo.
Una fuente de la investigación señala que la mujer había dicho que su ex pareja “no era una persona violenta. Por el contrario, sostuvo poco antes de este lamentable desenlace que era una excelente persona”.
“Cuando el hombre se presentó en la subcomisaría se mostró totalmente arrepentido, ubicado en tiempo y espacio y sin signos de estar alcoholizado o bajo los efectos de algún estimulante”, asegura la fuente.
Este hecho, y el encuentro previamente acordado por Calvo la noche anterior al fatídico día, hacen presumir que tal vez el crimen haya sido premeditado.
Aunque todo crimen impacta por sí mismo, este posee aristas que lo hacen aún más estremecedor, ya que ambas familias se conocen desde hace tiempo, mucho antes que Sebastián y Natalí se pongan de novios. De hecho, ambas madres, Marcela y Delia, eran muy amigas.
Recientemente, el fiscal Jorge Viego cerró la investigación y pidió la elevación a juicio caratulando al hecho como “homicidio doblemente calificado”. El mismo será llevado a cabo bajo la modalidad de “juicio por jurados”.
Pero mientras esto sucede, hay otro conflicto altamente sensible en puerta.
Lo explica Delia, la mamá de Natalí: «Hoy, además de estar a la espera de justicia por el femicidio de nuestra hija, tenemos que enfrentar otro juicio, para obtener la tenencia de las nenas. Esperamos que la Justicia entienda que lo mejor para las nenas es estar al cuidado de sus abuelos maternos, nosotros, los abuelos que estuvimos siempre, todos los días de sus vidas».
Es que los abuelos paternos pelean también por lograr la tenencia de las menores. El tema es que están radicados desde hace más de 20 años en Ushuaia, la ciudad más austral de la Argentina.
«Cualquier vecino de Oriente puede dar testimonio que las nenas siempre estuvieron en nuestra casa, que fue su hogar. No nos negamos a que sus abuelos paternos tengan contacto, siempre mantuvimos buena relación con ellos, pero no queremos una tenencia compartida», afirma Delia.
Y añade: «Tenemos temor de compartir la tenencia y que nos separen de las nenas llevándolas tan lejos. No nos podemos confiar después de todo lo sucedido. Tenemos temor por nuestras nietas y lo que pueden llegar a sufrir si nos separan»–
A la espera del juicio, Sebastián Calvo está detenido en Bahía Blanca en la Cárcel Villa Floresta.
Finaliza Delia: “No hay nadie que pueda darles más amor que nosotros. Hogar, estabilidad, cuidado y amor es lo que queremos y podemos dar y lo que necesitan nuestras nietas».
Contundente. ¿Primará el texto frío de la ley o el espíritu de la norma?.
Mientras tanto, la familia de la chica creó una página de Facebook: «Justicia por Natali Rodríguez» e invitó a todos los vecinos de Oriente a seguirlos para que apoyen el reclamo y que su hija «no sea olvidada».
El título dice que soy Licenciado en Periodismo, pero eso poco importa. Lo más importante es que solo dependo de mi.
