El 25 de marzo de 2004, el INDEC, en su hoy habitual reporte relevado sobre 28 aglomerados urbanos, que comenzó a hacerse justamente ese año, informaba que en el segundo semestre de 2003, la pobreza en la Argentina alcanzaba al 47,8% de las personas. Lo que mostraba una reducción de la misma en comparación con los primeros seis meses de aquel año, cuando los pobres llegaban al 54%.
Aquellos números llegaban luego de la gran crisis de 2001.
Hoy, 26 de septiembre de 2024, el organismo informó, sobre una base actualizada de 31 aglomerados, que la pobreza avanzó hasta 52,9% en el primer semestre del año, para alcanzar a 24.9 millones de personas en todo el país, lo que implica una suba de 12,8 puntos en comparación con un año atrás, cuando había sido de 40,1%, al final del gobierno de Alberto Fernández.
La indigencia, por su parte, llegó al 18,1% de la población, lo que representaría 8.5 millones de personas. También implicaría una suba marcada respecto de un año atrás, cuando era del 9,3%. El doble.
Cabe señalar, no obstante, que en 2023, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina estimó que si se quitaran los planes sociales que reparte el Estado, la pobreza hubiese llegado a un 55%.
El año pasado, el 51,7% de las personas estuvieron alcanzadas por algún tipo de asistencialismo por parte del Estado. Los datos fueron elaborados por la Encuesta de la Deuda Social Argentina EDSA Bicentenario (2010-2016), EDSA Agenda para la Equidad (2017-2025) y el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), y mostraban que semejante índice apenas lograba mantener relativamente quietos los datos de pobreza e indigencia, pero estaba lejos de mejorar las condiciones de vida de la población.
En cualquier caso, se trata de cifras astronómicas e inaceptables.
Desde 2003 para acá, la incidencia de la pobreza se mantuvo en el mismo lugar, subiendo y bajando un poco de acuerdo al periodo. Pero lo que cambió es que se fue tejiendo una gran telaraña de asistencia social que tiene cautivos a millones de argentinos.
Cuando Néstor Kirchner dejo el poder en 2007, la pobreza llegaba al 37%. Ya en tiempos de su esposa, desde 2013 el gobierno decidió invisibilizar a los pobres y dejó de medirlos.
Durante la administración de Cambiemos, la pobreza alcanzo 35% a fines de 2019. Pero cabe consignar que la misma se media contemplando los crecientes planes sociales.
En tanto, la pobreza infantil alcanzó en el primer semestre de este año, según el INDEC, al 66,1% de los menores de 14 años. Hace un año, era del 56,2%.
La indigencia en dicho rango etario, por su parte, es del 27%, mientras que a fines de 2023, fue del 13,6%. En 12 meses, un salto de casi el doble.
Sin embargo, tal como ya se publicara hace pocas semanas, según recientes datos revelados por la Universidad Católica Argentina (UCA), el año 2023 había terminado en verdad con un 62,9% de los niños y adolescentes viviendo en situación de pobreza y un 16,2% en la indigencia, las cifras más altas registradas desde 2010.
Es decir, 6 de cada 10 chicos son pobres e indigentes. Igual que ahora. Inaceptable también.
La investigación de la UCA, titulada “Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia. Argentina 2010-2023″, presenta una medición de la pobreza multidimensional, basada en seis aspectos del desarrollo de esa etapa de la vida: alimentación, saneamiento, vivienda, salud, información y estimulación/educación.
Ya en febrero de 2023, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) daba a conocer que el 66% de los chicos eran “pobres por ingresos o estaban privados de derechos básicos, como el acceso a la educación, la protección social, a una vivienda o un baño adecuado, al agua o a un hábitat seguro”.
Los datos son contundentes: mientras en 2016, la pobreza infantil era del 46,1%, ocho años después llego al 63%. Es decir, aumentó casi un 40%. En números reales: 1.500.000 más de chicos pobres.
Según Unicef en un informe conocido hace un mes, 1 millón de niños se van a dormir sin cenar cada día, y más de 7 millones viven en pobreza monetaria en la Argentina.
Cabe hacer así mismo una breve referencia a un concepto poco difundido pero fundamental: la llamada inseguridad alimentaria.
Una persona padece este problema cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales y para llevar una vida activa y saludable. Esto puede deberse a la falta de disponibilidad de alimentos y/o a la falta de recursos para obtenerlos.
Según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, la Argentina tenía en 2010 un nivel de inseguridad alimentaria del 6%, llevando ese guarismo en 2021 al 8,3%.
Y en 2023, al 13,9%.
Mar del Plata
A su vez, la pobreza en la ciudad balnearia aumentó en el primer semestre del año al 46,2% y afecta a 306.221 personas, informó el Indec.
De acuerdo al organismo, la indigencia, por su parte, fue del 12,9%, afectando a 85.825 personas.
Ambos datos implican un incremento respecto del informe anterior, correspondiente al segundo semestre de 2023, cuando la pobreza era del 37,7% e involucraba a 249.322 personas, y la indigencia era de 11,9% (78.710 ciudadanos).
¿Cuánto era la pobreza veinte años atrás, en 2003? 47,8%. Es decir, igual que ahora.
En los primeros días de agosto, el Observatorio de la Deuda Social Argentina publicó que enGeneral Pueyrredon, la densidad de habitantes en situaciones de vulnerabilidad había crecido y más de la mitad de los habitantes de Mar del Plata y Batán eran pobres: 52,2%.
Una cifra superior a la informada por el INDEC.
En cuanto a la indigencia, el porcentaje era del 10,2%. Y la pobreza infantil treparía en la ciudad al 53%.
Antonela Martina