Los tres principales Bancos Centrales de Europa (Francia, Alemania, y el Europeo), a través de sus titulares, emitieron el pasado viernes 22 duras advertencias sobre la fragilidad económica de la región, atribuyendo al estancamiento político como un riesgo importante que podría dejar al continente europeo en desventaja ante una posible guerra comercial con Estados Unidos.
Dicha advertencia va en línea con la fuerte preocupación que mostró el FMI sobre el futuro inmediato de la economía europea, y con los anunciados cierres de fábricas en Francia y Alemania, ambos temas tratados por El Observador Online.
(Ver https://elobservadoronline.com.ar/temor-en-francia-ante-despidos-por-cierre-de-fabricas/)
En una declaración conjunta inusualmente contundente, aseveran distintos medios internacionales, el gobernador del Bundesbank, Joachim Nagel, y su colega del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, advirtieron que Europa podría verse “condenada” sin una renovada cooperación franco-alemana.
Los dos instaron a una “acción conjunta”, tanto de Francia como de Alemania, las dos “locomotoras” de Europa, para abordar los desafíos económicos del continente.
En tanto, la presidente del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, se hizo eco de estas preocupaciones en un discurso aparte, subrayando la “urgencia” de reformar los mercados de capitales de Europa.
A su vez, criticó el lento ritmo del cambio, calificando al sistema financiero europeo de “extraordinariamente fragmentado” e implorando a los líderes políticos que superen los intereses arraigados que obstruyen el progreso.
Los citados Nagel y Villeroy de Galhau publicaron su pedido de cooperación en los diarios Frankfurter Allgemeine Zeitung y Le Monde.
Allí, advirtieron que la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos podría exacerbar los problemas económicos de Europa y debería servir como una “llamada de atención”.
También propusieron medidas para profundizar el mercado único, crear una “unión de ahorro e inversión”, reducir la burocracia y fortalecer la cooperación en materia de defensa. El dúo advirtió que “dividirnos sería condenarnos a nosotros y a Europa”.
Los dos gobernadores, así mismo, reconocieron la polémica cuestión de la deuda europea común, una propuesta divisiva apoyada por el expresidente del BCE Mario Draghi. Sin embargo, subrayaron que la deuda compartida no era esencial para el progreso, y abogaron en cambio por reformas “sin costo y más estructurales”.
En su intervención en el Congreso Bancario Europeo de Frankfurt, más tarde ese mismo día, Nagel destacó los riesgos de una guerra comercial, prediciendo pérdidas significativas del PBI en Estados Unidos y en el extranjero, así como una creciente inflación en ambos lados del Atlántico. También señaló que la eurozona sigue siendo vulnerable al “círculo vicioso”, un ciclo en el que los bancos y los gobiernos endeudados se entrelazan peligrosamente.
Lagarde, por su parte, aprovechó su discurso para lamentar la falta de avances significativos hacia una unión de los mercados de capitales, y señaló que más de 55 propuestas regulatorias y 50 iniciativas no legislativas desde 2015 han producido pocos cambios sustanciales.
En otro momento de su alocución, la mujer criticó los esfuerzos de los grupos de presión por bloquear las reformas y crear un sistema fragmentado de leyes nacionales corporativas, tributarias y de valores. Como resultado, advirtió, el capital queda atrapado en países europeos individuales o fluye hacia Estados Unidos.
Los tres, Lagarde, Nagel y Villeroy de Galhau, coincidieron en que se necesitan medidas urgentes para evitar que Europa se quede aún más rezagada en el panorama económico mundial.
Redacción El Observador Online